La prudencia siempre es una buena consejera. Por lo mismo no pudimos responder sin antes conocer los cargos imputados. Recién en julio de 2020, a tres años y medio de la presentación de la querella, luego de la formalización de los tres profesionales de la Corporación Desarrollo Social de Providencia (CDS), sabemos de qué se trataba la publicitada, masivamente difundida y bullada campaña mediática sobre la ficticia pérdida de 7 mil millones de pesos de las arcas de la CDS de Providencia.

Quienes son o hemos sido Alcaldes y Alcaldesas sabemos que tanto Educación como Salud son una inversión social que los Municipios debemos asumir.  Las asignaciones del Gobierno Central no alcanzan a pagar ni la educación ni la salud de nuestros vecinos y vecinas, lo que obliga a tener otras subvenciones para cumplir con una educación de calidad.

Asumimos nuestro error de haber continuado con una “cultural” municipal de tener una cuenta única. No haber contado con una cuenta exclusiva para Fondos de Apoyo a la Educación Pública (FAEP) y haber asignado erróneamente a glosas equivocadas gastos que no correspondían a fondos de Subvenciones Educación Pública (SEP) y FAEP.

A nosotros se nos implica por negligencia en el uso de dinero públicos no de robarlos.  Estamos ciertos que los fondos fueron utilizados en educación. El énfasis debe ponerse en la mejora de educación y salud durante nuestra gestión.

Lo dijimos el primer día: no hubo robo de parte de nuestra administración. Ahora está en manos de la justicia, nuestra disposición ha sido y será prestar toda nuestra colaboración.

Los dineros investigados corresponden a los fondos SEP y FAEP aportados por el Estado a la Educación Municipal de Providencia.  La Justicia ha formulado y establecido 13 cargos que suman $ 1.660 millones, de los cuales $ 1.510 corresponden a remuneraciones e imposiciones de los maestros asociados a proyectos FAEP.

 Se ha dicho con total irresponsabilidad que el dinero está perdido, pero no, está donde debe estar con justicia: en los bolsillos de los profesores y profesoras de los liceos de la Comuna de maneras diversas, algunas concordadas con ellos (profesores) otras como fruto de extensas movilizaciones y en un clima de movilización estudiantil que hoy se ha expresado mayoritariamente en toda la sociedad.

Los otros cargos corresponden a capacitaciones, publicaciones y actividades relativas a convivencia escolar, lanzamiento del Plan Educativo Comunal, y de La Nueva Educación Pública de Providencia. Todas, materias relacionadas con la gestión educativa de la comuna, producto de gestión del día a día y aterrizada a las necesidades de las y los vecinos y no desde la comodidad del burócrata que no toma riesgos ni tiene que resolver día a día, de cara a la gente, sus necesidades.

El dinero destinado a educación fue gastado en educación.

El proyecto educativo de nuestro gobierno comunal era complejo, porque se trataba de reconstruir una comunidad escolar fracturada después de los años 2011 y 2012. Recordemos que en esos años los jóvenes estudiantes se movilizaron por mayor participación “revolución pinguina”.  Fue necesario, por ejemplo:

-Mejorar las condiciones del aula, disminuyendo el número de alumnos por sala

-Mejorar las condiciones laborales de los maestros y maestras, autorizando el 35% de su tiempo en horas no lectivas para permitir su perfeccionamiento

-Desarrollar un profundo trabajo en convivencia escolar

-Impulsar la nivelación de los maestros por grado años.

La tarea fue gigantesca y con el esfuerzo de todos, estuvo a la altura de tamaño desafío. Fue necesario regularizar una serie de escuelas y liceos de la Comuna para recibir la asignación, que aporta el gobierno central, por niños/niña que asiste a clase. Ampliamos el comedor en el Liceo Tajamar, también rehabilitamos una nueva sala multiuso y una nueva cancha en el mismo establecimiento. Creamos el patio interactivo en el Colegio Mercedes Marín. El liceo Lastarria contó con nuevos y más dignos servicios higiénicos, entre otras obras destinadas a recuperar un ambiente escolar que estimulara la buena convivencia interna, la participación de alumnos y profesores para, por último, pero no menos importante, mejorar el rendimiento escolar. 

Se ha dicho hasta el cansancio y de manera maliciosa que hay 7 mil millones de pesos perdidos, pese a que la investigación alojada en el Ministerio Público ha disminuido esa cifra a un monto muy diverso. Y pese a que ha quedado demostrado que todos y cada uno de esos dineros fue gastados en la gestión educacional, se habla de despilfarro y pérdida de recursos y nada se dice de los resultados de las inversiones de los fondos señalados. Estoy muy consciente de que la legitimidad de la que hoy por hoy gozan los alcaldes de distintos colores políticos radica en esta dosis de indiscutible realidad que dirige nuestras acciones y omisiones y que nos hace expertos en la solución más que en la indolente retórica burocrática.

Pero eso no es todo. La caricatura de estos días ubica a nuestra gestión como una en donde la característica principal es la ineficiencia. La historia consignará lo pequeño y mal intencionado de esos comentarios, así como demostrará cómo fue que, en ese periodo, como nunca antes y en tan breve espacio de tiempo, Providencia creció exponencialmente en materia de patrimonio municipal.

Valga sólo destacar adquisición de 9 Inmuebles entre 2012 y 2016:

• Propiedad Pedro de Valdivia – Uso Oficina Adulto Mayor.
• Dos propiedades en Marchant Pereira – Uso oficina Dideco y oficina de Emprendimiento.
• Propiedad Los Leones – Hoy Subcomisaria de Providencia.
• Propiedad José Miguel Infante (Castillito Sermini)– con proyecto Fondo de Culta Museo del Barrio Santa Isabel.
• Tres propiedades – posibilitar la Construcción del nuestro Cesfam Alessandri.
• Propiedad Santa Beatriz – Nueva Jardín y Sala Cuna construido por Integra.

Nuestra inversión solo en inmuebles fue sobre los M$ 6,000 y nuestros vecinos, sin duda alguna, gozaron de mejores beneficios y respuestas a sus necesidades.